domingo

De sonrisas y corazones

Viento tiene nueve años y algunas veces se siente triste. ¿Cómo alguien puede sentirse triste con solo nueve años? Viento lo está y el problema es que no hace nada por evitarlo. No le duelen los músculos de sus piernas, de sus brazos, ni le duele la cabeza, ni las manos, ni los pies...Viento siente que le duele el corazón porque no le gustan algunas cosas que pasan a su alrededor.

Viento no es muy alta, ni muy baja. No muy guapa, pero tampoco demasiado fea. Tiene el pelo largo, rizado y de color azabache, y le gusta llevarlo recogido en una coleta más o menos a la altura de la nuca. Lo que si tiene Viento son unos ojos negros, tan expresivos que todo el mundo se fija en ellos. Y Viento, claro está se siente orgullosa de ellos. Orgullosa aunque a veces estén tristes, aunque algunos días tenga que hacer verdaderos esfuerzos por abrirlos. Aunque le parezcan feos esos días que pasan cosas que a ella no le gustan.

Algunos días Viento no se cree totalmente feliz y se enfada consigo misma por pensar así. A Viento no le gusta que los niños se peleen en el recreo, que se insulten...y no le gusta ver a niños que se sienten solos porque nadie quiere jugar con ellos, cuando Viento observa estas cosas siente que le duele el corazón.

A Viento le gusta ir a la tienda de chucherías de su barrio, comprar piruletas de fresa con forma de corazón y guardarlas en el bolsillo de su abrigo.

Esta mañana en el recreo, Viento pasea con unas amigas mientas come su bocadillo, pero ella siempre está atenta, observando lo que pasa a su alrededor. En ese momento descubre que Rebeca, una niña que ha llegado hace poco tiempo a nuestro país y no habla bien nuestro idioma, deambula sola por el recreo, se acerca, le mira a los ojos y siente que le duele el corazón. Viento le dedica una gran sonrisa, después saca una piruleta de fresa con forma de corazón del bolsillo de su abrigo y se la entrega, a partir de ese momento Rebeca siente que tiene una amiga con la que compartir juegos y sonrisas.

Después del recreo toca Lengua. La seño está esperando en la clase, hoy toca poesía y la escribe en la pizarra, pero algunos niños suben alterados y nerviosos. Ha habido pelea e insultos en el recreo y Pedro está llorando porque ha recibido una patada. En ese momento Viento siente que le duele el corazón porque a ella no le gustan las peleas y sabe que la seño se entristece cuando ocurren estas cosas. Después de aclarar lo sucedido y pedir disculpas, los niños siguen trabajando, comentando y escribiendo el poema de Lorca, pero Viento siente que la seño está un poco triste. Cuando la clase termina los niños recogen para marcharse a casa. A mitad el pasillo Viento mete la mano en el bolsillo de su abrigo y saca una piruleta de fresa con forma de corazón y vuelve a la clase. La seño está recogiendo sus cosas y Viento le dedica una gran sonrisa y su piruleta... y vuelve rápido a su fila. Seguro que el día irá mucho mejor.

Esta tarde Viento ha salido de paseo por la ciudad con su mamá porque tienen que hacer algunas compras. Agarrada a la mano de su madre se siente protegida, se siente bien... pero de pronto una señora se acerca para pedirles dinero. Mientras su mamá busca una monedas, ella observa que un niño está sentado en un banco, tiene cara de frío, parece cansado, aburrido... En ese momento ella piensa en todas las cosas que tiene en su habitación rosa: en sus peluches, sus cuentos, sus lápices de colores que tanto le gusta usar... Y siente que le duele el corazón.

Se acerca al banco y el niño dedica a Viento una gran sonrisa. No es una sonrisa especialmente brillante, pero es la sonrisa más sincera, dulce y expresiva que le han dedicado nunca. Y a Viento, sin saber cómo, se la acaba el dolor de corazón. Al final no se decide a decirle nada, piensa que ya vale con eso, que le ha transmitido más que mil palabras unidas. Y le regala una piruleta de fresa con forma de corazón de las que guarda en el bolsillo de su abrigo.

Cuando Viento y su mamá llegan a casa, su papá les espera sentado en el sillón, parece cansado...Viento observa sus ojeras y siente que le duele el corazón... pero en ese momento se acuerda de sus piruletas, se levanta rápido y va en busca de su abrigo. Viento ofrece a su papá una piruleta de fresa con forma de corazón y una gran sonrisa. Por la noche cuando está acostada en la cama de su habitación rosa, mientras el sueño llega, recuerda todas las cosas que han pasado a lo largo del día, sabe que mañana no debe olvidar comprar piruletas de fresa con forma de corazón y ofrecer sonrisas.

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